martes, 14 de julio de 2009


Allá voy, viajo de ciudad en ciudad dejando secretos...qué emoción encontrar cartas anónimas. Cierto día, hace ya unas décadas, encontré el diario médico del Doctor Jeckill en una casa que alquilé, y me dije: vaya, Siluter, ¡tú también tienes que dejar sorpresas a los demás!

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